y nuestros miedos.
Las sotanas
pederastas campan a sus anchas
en el reino de sus
cielos, los burdeles se abren
a escondidas y sus
reprimidas vidas renacen
de placer y
anonimato.
El incienso de sus
iglesias va tapando lentamente
los crímenes
cometidos, y los sicarios de Dios
amenazan a los infieles
con el fuego mortal
por los pecados.
El oro cubre sus
arcas repletas de robos y miserias,
y el pueblo inculto
alaba sus desmanes,
dando alas al
holocausto de cultura que les programan.
Las religiones son creadas por el
hombre
para que el temor a lo desconocido sea su cadena,
la sombra que nos
oculta lo que hay al otro lado.
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