Una vez conocí a una mujer maravillosa que no pudo conocerme a mi.
Su hija le leía poesías mientras sus recuerdos se borraban, y aunque sin llegar a poder entender lo que ellas decían (o quizás si) las recibía con una sonrisa.
Su hija le leía poesías mientras sus recuerdos se borraban, y aunque sin llegar a poder entender lo que ellas decían (o quizás si) las recibía con una sonrisa.
Este poema va dedicado a Rosa Mary y a su maravillosa madre MARIETA
Hace tiempo que no miras
con la viveza en tus ojos,
con el brillo embravecido
de tu ternura sin ira.
Hace tiempo que no miras
con la alegría abrazada,
que me acoge cuando cantas,
con la voz ilusionada.
Eras nana de mis noches,
manantial de agua calmada,
confesión de mis amores.
Una luz en mi ventana.
Hace tiempo que me miras
y no noto tu mirada.
Tus noches no tienen sueños.
Tu memoria desterrada.
Hace tiempo que no miras
con mirada ilusionada.
Tu luz se apaga de vida,
tu sonrisa se desgrana.
No te has ido y ya no estas,
necesito tu mirada
esa mirada que abraza
como solo abraza el alma.
con la viveza en tus ojos,
con el brillo embravecido
de tu ternura sin ira.
Hace tiempo que no miras
con la alegría abrazada,
que me acoge cuando cantas,
con la voz ilusionada.
Eras nana de mis noches,
manantial de agua calmada,
confesión de mis amores.
Una luz en mi ventana.
Hace tiempo que me miras
y no noto tu mirada.
Tus noches no tienen sueños.
Tu memoria desterrada.
Hace tiempo que no miras
con mirada ilusionada.
Tu luz se apaga de vida,
tu sonrisa se desgrana.
No te has ido y ya no estas,
necesito tu mirada
esa mirada que abraza
como solo abraza el alma.
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